Cómo descifrar a tus oponentes en el póker

El póker, además de ser un juego entretenido, también es muy competitivo. Jugar una partida y salir victorioso es difícil, pues las condiciones cambian pueden cambiar muy rápidamente. De pronto, una buena mano puede convertirse en una no tan favorable. Así que, si quieres aumentar tus probabilidades de ganar, aquí te diremos cómo anticipar las acciones de tus oponentes.

Analiza el tamaño de las apuestas

Es muy probable que este sea el punto más importante y el primer indicativo que todo apostador observa. Se puede decir que si un jugador hace una apuesta grande es porque tiene una mano que lo respalda.

En el caso de una mesa seca, por lo general, una gran apuesta implica mucha confianza. En esta situación es poco probable que tu contrincante esté fanfarroneando. Por ello, deberías considerar retirarte, a menos que tengas una buena mano para hacerle frente.

Sin embargo, toma en cuenta que es poco probable que un oponente engañe con una apuesta pequeña. Muchos jugadores lo saben, por ello intentan intimidar con jugadas grandes. De esa forma, pueden salir victoriosos aunque no tengan una buena mano. Es por esa razón que debes obtener más información antes de realizar cualquier acción.

Estudia el tiempo de respuesta

El tiempo de respuesta del contrincante es otro factor crucial a considerar. Muchos jugadores lo pasan por alto y, sin querer, les dan pistas a sus oponentes.

Como norma general, cuando un jugador tiene una buena mano, intentará sacarle el máximo provecho posible. Eso quiere decir que la tratará con mucho cuidado y pensará su siguiente paso. En cambio, si su jugada es débil, no tendrá otra opción que pasar o continuar jugando y esperar a que su suerte mejore. En ese caso, actuará rápidamente.

En algunos casos, el oponente se toma su tiempo para actuar pero al final deja pasar el turno. Por lo general, esto ocurre cuando el contrincante tiene una mano muy débil. De hecho, es probable que se retire si lo presionas. Por el contrario, una espera prolongada seguida de una apuesta suele significar convicción. En esa situación, deberás proceder con cautela.

Mirada directa

Los jugadores profesionales de póker saben controlar muy bien su mirada y sus expresiones faciales. En cambio, los apostadores aficionados, cuando tienen una mano débil, no suelen mirar a los ojos a su oponente. Los inexpertos intentarán ocultar cualquier atisbo de inseguridad que delate su posición, mientras que un jugador con jugada fuerte no tendrá miedo de interactuar.

Escucha atentamente lo que dicen

Por lo general, un jugador con una mano débil no buscará entablar una conversación con su oponente. No se arriesgará a dar ninguna señal de que se encuentra en una mala posición.

Un contrincante que se anime a hablar tranquilamente denota confianza en su juego. Sin embargo, debes tener mucho cuidado al interpretar los comportamientos. El hecho de que un apostador esté callado no implica que tenga una buena jugada.

En caso de tu oponente hable, escúchalo atentamente, porque, sin querer podría darte una pista de lo que tiene. Una voz que se quiebra o la repetición nerviosa de palabras denotarán una posición débil.

Ve la frecuencia con la que mira sus cartas

Un jugador se da cuenta instantáneamente de que tiene una mano fuerte. En ese caso, desviará la mirada e intentará actuar con naturalidad. De esa forma, nadie sospechará que está en una buena posición.

Por otra parte, los jugadores con una mano débil, sin darse cuenta, miran sus manos con mucha frecuencia. Buscan estudiarla y planificar la mejor jugada posible con ella.

Presta atención a las fichas

Como norma general, cuando alguien ve las fichas luego de ver sus cartas, tiene una mano fuerte. Instintivamente, el jugador piensa en el tamaño de la puesta que podrá hacer y el premio que podría obtener.

Observa su actitud

Con el fin de intimidar, algunos jugadores fingen ocuparse en la tarea de contar las fichas. De esta manera, aunque tengan una mano débil, podrían asustarte, hacer que te retires y ganar ellos. En cambio, un apostador con una buena jugada preferirá que hagas una apuesta y no hará nada para impedirlo. Así, su premio sería mayor.